Declaración de Intenciones

Tras varios intentos fallidos y gracias a una noche de insomnio, tengo el firme propósito de alimentar este blog con esas cosas que van ocurriendo mientras vamos al lado del camino

sábado, 26 de junio de 2010

Del día en que finalmente los Amigos dejaron de ser Invisibles

"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida"….. ya se que es un
cliché, pero es que esa frasecita del tío Rubén se ha convertido en un
excelente "leiv motiv" para mi. Hace un par de días y durante nuestra
estancia en Los Angeles, confirmé una vez mas que jamás se deben
subestimar los esfuerzos de producción que se pueden hacer para
complacer a alguien.

En la noche que hoy traigo a colación debíamos asistir a una cena con
los miembros del comité de benefactores de la Filarmónica de Los
Angeles. Recordemos que en Estados Unidos casi ninguna institución
cultural obtiene apoyo del Estado y que cada quien tiene que
arreglárselas para sacar los churupos de donde pueda. Por eso en cada
organización el rey es el que aporta el capital, están los grandes
patrocinantes, los que dan dinero para inmortalizar sus nombre en las
sillas del teatro, los que pagan dos metros del telón, los que aportan
para la factura de la luz, los que dan 100 millones y los que dan tres
bolívares (de los viejos). Todos y cada uno de ellos son bienvenidos y
constantemente se inventan miles de estrategias para mantenerlos
contentos, siempre agasajados, para que sigan apoyando con sus cuentas
bancarias la respectiva institución. Siendo consecuentes con esa
teoría, la noche en cuestión el agasajo de todos aquellos señores
(algo así como 150 personas) éramos Gustavo y yo.

La velada comenzó con un panel en donde Gustavo debía hablar un poco
de si mismo y darse a conocer ante todos estos seres que estarán
garantizando que los inventos musicales que se le ocurran en Los
Angeles en los próximos 6 años tendrán fondos suficientes para
llevarse a cabo. Luego llegó mi turno, subí al estrado para convencer
a la comitiva de que el maestro no solo es talentosísimo y
simpatiquísimo sino que además tiene buen gusto. Creo que quedaron un
poco decepcionados de mi (inexistente) bronceado, pero en general
cause una buena impresión. Recuérdese que aquí es casi ley federal
lucir un saludable color naranja mas propio de las zanahorias que de
los seres humanos, pero bueno, a mi es que el naranja no me sienta
bien.

Al salir de la entrevista con la inquisición monetaria debíamos dar
paso a la cena en un salón contiguo. Ya me preparaba yo mentalmente
para usar las cuatros frases hechas que nunca fallan en este tipo de
conversación de sobremesa cuando la organizadora del evento se acerca
para comentarme que durante la cena estará tocando una banda. Yo
asiento con la cabeza agradeciendo el ágape musical y de pronto la
doña decide soltarme el nombre de la agrupación: They are called
something like…Oh, I am sorry, I don't know how to pronounce this…Los
Amigous Invensibles…….We though you might like it…… Que si nos
gusta!!!!! Santo Cristo!!!, perdí toda compostura y empecé a dar
brincos de emoción. Como si de la luz al final del túnel se tratase
las perspectivas de mi noche se tornaron brillantes!!! Como
explicarles mi alegría desbordante, se salvó la noche señores.

Pero el momento de algarabía se tardaría aún en llegar. Durante la
cena tuve a mi lado a un ser bastante curioso que se empeñaba en
enseñarme a desarrollar la memoria fotográfica en el tiempo que tarda
uno en engullir la entrada y el plato fuerte, cada vez que me llevaba
el tenedor a la boca el sujeto me interrogaba sobre la lección en
proceso y yo que la verdad no hice ningún esfuerzo, solo pensaba en
lanzarme a la pista. Como siempre me empeño a ver el vaso medio lleno,
digamos que la compañía de mi improvisado profesor fue fantástica,
pues me ahorré todas las calorías que representaba esa cena y que iban
a ser un atentado a mi dieta.

Mientras yo me exprimía las neuronas tratando de seguirle el paso a la
cámara humana que tenía a mi lado, "Los Amigos" se esforzaban –como
les fue solicitado acorde a la ocasión- en tocar tan bajo que era casi
imperceptible para el oído humano, me imagino que algo así como al
volumen de los silbatos caninos, o sea que los perros de la cuadra de
seguro estaban gozando! Pero ya no lograba contenerme, entre lección y
lección empecé a tararear "Rosario" y mi profesor se mostraba un poco
inquieto por mi inexistente interés en su teoría. Cuando mi vaso ya
estaba empezando a llenarse de filtraciones y a vaciarse
irremediablemente comenzaron los ritmos bailables y con ellos
aumentaron los decibeles.

Muy educadamente decidí abandonar mi clase fallida con la excusa de
que me había quedado sin material de revelado y en menos de lo que se
tardó en llegar el postre ya estaba yo arrastrando a Gustavo al medio
de la pista.

Y es que debo confesar, siempre he sido admiradora acérrima de los
Invisibles. No solo fui a unos cuantos conciertos en Caracas, sino que
también asistí a un par de sancochos, que para los no enterados era un
toque que organizaba la banda para celebrar la llegada del 1ero de
Enero a una hora bastante indecente ya. El colmo de mi fanatismo llegó
un día hace unos cuantos años ya, en que mientras esperaba entre
ensayo y ensayo en el cafetín del Teresa Carreño los vi reunidos en
una mesa y me acerque de lo mas descarada a mendigar por una entrada
para el concierto de esa noche. Valió la pena, recuerdo que el
concierto estuvo buenísimo, gracias Cheo!

Así que allí estaba yo, cual Alicia en el País de las Maravillas,
escapando del gato burlón y del conejo del té a través de aquella
música maravillosa que de inmediato me transportó. Y para rescatarme
estaban Armandito marcando el tempo con la patica, Cheo con su
inamovible afro descargando, Julio el galán….pues, galán, Juan Manuel
muy sonreído, Mauricio… con mucho swing y el Catire muy circunspecto.

Fue chicos, una velada maravillosa que me hizo evocar grandes momentos
(te acuerdas Ilde, que The New Sound of the Venezuelan Gozadera fue
nuestro soundtrack en la gira!!!!!) y me hizo pues, una vez mas
sentirme orgullosa de nosotros a través de ustedes. Aunque sé que han
escuchado esto mil veces, los felicito infinitamente por esa
maravillosa labor y por los éxitos que el trabajo de hormiguita ha
sabido recompensar. Y les agradezco por llenar de gozadera nuestros
momentos bailables.

Cerramos esa noche, como es debido, con broche de oro en una esquina
del bar del Berverly Hills Hotel, tomando unos guiskis para celebrar
el encuentro….el único detalle es que al final de la noche todos esos
vasos quedaron medio vacios.

No hay comentarios: