Declaración de Intenciones

Tras varios intentos fallidos y gracias a una noche de insomnio, tengo el firme propósito de alimentar este blog con esas cosas que van ocurriendo mientras vamos al lado del camino

jueves, 21 de febrero de 2008

La batuta de Bernstein

Leonard Bernstein fue uno de los músicos mas emblemáticos de todos los
tiempos, sus cualidades son infinitas, no solo destacándose como
director de orquesta, también como compositor, pianista y por supuesto
su siempre recordada incursión como orador y educador.

Sin duda alguna su vida giraba en torno a la música y eran tantas las
facetas de las que participaba que parece imposible imaginar que un
solo hombre tuviese la energía necesaria para vivir intensamente, de
la forma en que siempre lo hizo, cada una de esas "vidas musicales"

La primera vez que Bernstein acaparó todas las miradas fue en el año
de 1943 cuando, sin ensayo previo dirigió la Filarmónica de Nueva York
en lugar de un Bruno Walter indispuesto. Ese concierto fue trasmitido
por televisión a través de toda América y a la mañana siguiente
Leonard era un verdadero héroe nacional. Mas adelante en su carrera se
convirtió en el Director Musical de dicha Orquesta y permaneció allí
por largos años, en la que ha sido reconocida como una de las
relaciones entre Orquesta y Director mas fructíferas de todos los
tiempos. Leonard Bernstein obstenta hoy en día el título de Director
Laureado dela Filarmónica de Nueva York, una forma de reconocer y
prolongar inmortalmente su trayectoria.

Lenny, como era llamado entre amigos, dejo un rastro profundo en la
Filarmónica de Nueva York y todavía hoy en día el Avery Fisher Hall,
hogar dela Orquesta en el Lincoln Center de dicha ciudad, está
cubierto de fotos y recuerdos del maestro. Los archivos del teatro
están llenos de sus objetos, partituras y demás parafernalia y son
objeto de culto para los músicos y melómanos del mundo. De hecho yo
siempre digo que una de mis grandes frustraciones es no haber tenido
la oportunidad de conocerlo, se me antoja un personaje inverosímil,
casi como de cuentos, y con lo que a mi me gusta la literatura.

Y es aquí donde llego al meollo del asunto que hoy quiero contarles.
Hace una semana fue el debut de Gustavo con la citada Filarmónica de
Nueva York. Uno de los momentos memorables dela semana fue cuando
tuvo la oportunidad -en una pausa entre los ensayos-, de visitar los
archivos dela Orquesta y de esa forma revivir la historia a través de
las partituras y memorabilia allí contenida. Él es por supuesto un
gigantesco admirador deBernstein y se dio banquete con todo lo que
pudo encontrar: Partituras analizadas milimétricamente, ensayos
filosóficos, incluso una fotografía que se conserva como recuerdo de
una visita a Venezuela que hiciera Leonard y su ensamble newyorkino.
En dicha imagen podemos ver a Lenny ataviado con un liqui-liqui blanco
y un enorme vaso de whisky que campanea en su mano, adaptado al
entorno como pez en el agua, lo que le falta es un tequeño!

Pasaron los días y con ellos llegó el momento del primer concierto.
Los ensayos dela semana habían sido magníficos y las expectativas
estaban a tope. Unos minutos antes del inicio del espectáculo mientras
Gustavo se vestía apresurado abrazando a todo el que se acercase al
camerino, paso a saludar Barbara Haws la señora encargada de los
archivos y con la que él había estado hacia un par de días urgando en
el pasado dela Orquesta. Luego de un cálido saludo, anunció la
sorpresa: " Hemos decidido prestarte una de las batutas de Leonard
para que, si quieres, puedas dirigir los conciertos de esta semana".
Gustavo entre estupefacto y lleno de emoción se aferro a la
batuta-tesoro y salió dela habitación corriendo rumbo al podio.

Ahora tratemos de imaginar por un segundo lo que algo por el estilo
significaría en la historia particular de cada quien. Para mi, pensé,
es como si alguien me prestara las zapatillas de Margot Fonteyn o la
maquina de escribir del Gabo.

El maestro dirigió eufórico -cosa nada rara en el- todo el concierto
con labatuta prestada y al final el público de forma unánime le
regaló una ovación de pie por su interpretación. Al día siguiente, el
éxito del concierto y por supuesto el detalle particular delabatuta
legendaria hicieron noticia por doquier.

La serie de conciertos completa incluía 4 repeticiones del mismo
programa. Labatuta había funcionado de las mil maravillas. Por pura
coincidencia el mango es del mismo estilo de las que Dudamel utiliza
con frecuencia así que no implicó mayor esfuerzo para él. De hecho el
mismo Gustavo comentó que la sensación fue profundamente natural, como
si fuera su instrumento de toda la vida.

Para aquellos de ustedes que no están familiarizados con este tema, la
batuta es como se puede observa a simple vista un palito. Puede estar
fabricado de madera o de materiales sintéticos, ser mas pesada o
ligera, mas corta o larga, tener el mango de corcho o madera y este
último ser redondeado o alargado. Las variaciones pueden ser infinitas
y muchos las mandan a fabricar especialmente para su propio peculio.

Labatuta que Gustavo tuvo la oportunidad de utilizar y que en su
momento perteneció a Bernstein es de madera muy liviana y con el mango
redondeado y de corcho. Si observas atentamente tiene una pequeña
inscripción hecha a mano que reza: "Horowitz 1987". Estos son, por
supuesto los datos del fabricante, un señor, ya entrado en años, que
sigue tocando timpani en la Orquesta dela Opera de Nueva York y cuyo
hobby es, adivinen, realizar batutas muy especiales por encargo.

Pero el momento verdaderamente peculiar de toda esta historia y que es
lo que en realidad me movió a narrar la experiencia sucedió en el
último concierto. Labatuta en cuestión se comportó gloriosamente
durante toda la semana y fue sin duda una de las protagonistas,
femenina al fin, siempre buscando llamar la atención. Gustavo la
utilizó en cada concierto y para nadie es un secreto que no es cosa
fácil ser el instrumento en su mano, rebota casi tanto como su cabello
con cada movimiento.

Era la última función dela semana. La 5ta Sinfonía de Prokofiev era
la encargada de cerrar el programa dela noche. El último movimiento
un frenético Allegro es capaz de levantar dela silla al espectador
menos involucrado. Y entonces sucedió el milagro, 2 acordes antes del
final dela obra, digamos que algo así como cuando restaban 3 segundos
de música, labatuta decidió emprender su propio vuelo y
desmigajándose en pedazos fue a dar al público. El palito se rompió
justo en el último segundo. Al terminar el movimiento el público
atónito necesito de algunos segundos para reponerse dela impresión y
comenzar a aplaudir.

Imaginen, que probabilidades existen de que labatuta -que había
aguantado ya casi 4 conciertos- se rompa específicamente en el último
segundo. Explicación lógica no hace falta buscar, pero yo tengo una
que me parece perfecta. Leonard Bersntein estuvo omnipresente en cada
concierto, supervisando cada detalle e impregnando el ambiente de su
especial magia. Ya al final del último concierto decidió confirmar de
la forma mas obvia su presencia. Es casi como si provocando la ruptura
de su propia batuta le diera paso o una nueva, la de Gustavo.

1 comentario:

pochogarcés dijo...

Querida escritora Itinerante, es una maravilla saberte, aunque sea una ventana en el tiempo, como este lapso de tiempo, mientras la batuta subia y bajaba, mientras marcaba el segundo pulso del compas, que ya se ha ido!!!

No recordaba que tenias un espacio para abandonar la itinerancia, como este, donde pedo venir a leerte, en el mismo sitio, desde cualquier parte.

Sabes que puedes contar conmigo, de hecho, cuenta conmigo!

Te dejo mis momentos como batutas!
Besos.